10 junio 2005

Jodorkovski, ¿víctima o ...?



Por Anatol Lieven. Publicado en The Internacional Herald Tribune, el 10 de junio de 2005

Ahora que ha terminado el juicio a Jodorkovski, los periodistas y comentaristas occidentales deberían hacerse algunas preguntas en relación a su moral profesional.

Se podría empezar por lo más simple: comparar la cantidad de tiempo, espacio y saliva gastada por los medios occidentales para cubrir el juicio, con la limitada atención que los mismos medios han dedicado a explicar de qué manera llegó tal riqueza a manos de Jodorkovski y otros oligarcas.

Aunque el juicio no se hubiera llevado bien, el caso sobre Jodorkovski era sólido y fundado. Ha provocado un daño a Rusia, pero es importante comparar el daño que han hecho ambas situaciones.

Aunque el caso Jodorkovski haya hecho disminuir las inversiones extranjeras y nacionales en el sector petrolífero, el robo masivo de los recursos estatales en los años 90 por parte de Jodorkovski y otros provocó un daño aún mucho mayor.

Es imposible encontrar en la historia moderna ejemplos de robos de tal magnitud. Como resultado se privó al estado ruso de la posibilidad de dar a sus ciudadanos lo más básico, incluso de pagar los sueldos y pensiones durante muchos meses. En lo referente a quienes trabajaban para el estado, el colapso de los ingresos en el presupuesto público influyó negativamente no sólo en su situación material, sino también en sus condiciones de trabajo y su moral.

Antes de empezar a rasgarse las vestiduras y a acusar al estado ruso de los más terribles pecados mortales, occidente haría mejor en preguntarse: ¿Y a dónde han ido los miles de millones robados en Rusia? ¿A Júpiter? ¿A Plutón?. No, el dinero robado al pueblo ruso fue en su mayor parte a bancos occidentales, con él se han comprado inmuebles y objetos de lujo en occidente. Sí, eran rusos los ladrones, pero el dinero lo han acaparado finalmente en occidente.

El hecho de que la corrupción de los funcionarios es una tremenda barrera para el desarrollo del país es un hecho reconocido por todos. Sin embargo, la defensa de Jodorkovski, en esencia se ha construido sobre el hecho de que la tremenda corrupción de los años 90 debe ser justificada, mientras los policías, jueces y funcionarios deben vivir de su mísero sueldo y alimentarse de ideales y de patriotismo. Esa posición es insostenible desde elpunto de vista político, intelectual, psicológico y sobre todo, moral.

Sin considerar también que en la mayoría de los países del mundo el estado tiene una influencia decisiva en el sector energético. ¿Por qué el intento de Rusia de volver a recuperar esa influencia se denomina "vuelta a la Unión Soviética? En todas partes del mundo hay pseudodemocracias oligárquicas, tipo Filipinas, en las que el estado no solo no garantiza ningún crecimiento económico sino que tampoco da a su pueblo los derechos más elementales. Entonces, ¿por qué oímos por todas partes que sería preferible una Rusia controlada por Mijaíl Jodorkovski y sus semejantes que la Rusia de Vladimir Putin y los que le rodean?

En algunos casos, este "particular enfoque" hacia Rusia refleja el odio mantenido desde la guerra fría. Sin embargo, está más extendida la situación en que los occidentales desean sinceramente los mejor para Rusia, pero su posición está basada en una base lógica equivocada.

La más equivocada de estas posiciones es la creencia de que lo sucedido en Rusia de puede comparar con lo acontecido en Europa Central en los últimos 15 años. El error es evidente cuando vemos la inmensidad de Rusia, su población multiétnica, y el hecho de que su riqueza se concentra sobre todo en el sector de los recursos naturales.

Un factor aún más importante lo juega el nacionalismo, que en el caso de Europa Central pudo movilizar en su tiempo a los países para realizar duras reformas, porque había un grandísimo deseo de escapar de la esfera de influencia de Moscú.

El factor nacionalista en Rusia no puede actuar en la misma medida. Al contrario, el los años 90, Rusia no sólo tuvo que pasar por unos muy dolorosos cambios económico-sociales, sino también por la pérdida de un imperio, lo cual deben recordar especialmente los franceses, siempre es algo doloroso para un país, aunque tenga una gran experiencia democrática.

Finalmente, los países de Europa Central, al empezar las reformas tenían frente a sí un objetivo claro y atractivo: su incorporación a la Unión Europea y la NATO, lo cual es poco probable para Rusia, pues nadie lo ha propuesto ni siquiera a muy largo plazo.

Si comparamos desde el punto de vista democrático o de progreso económico a Rusia con Hungría o Polonia, evidentemente está peor que estos países. Sin embargo, si la comparamos con otros países grandes del "mundo en desarrollo" - y esto sería más correcto- entonces la comparación no resultaría tan negativa.

El conde Serguei Witte, uno de los más grandes reformadores de la historia rusa, dijo mucho antes de la revolución, que los liberales rusos en lugar de lamentarse de que el poder en Rusia no fuera como el de Francia o Inglaterra, deberían agradecer a Dios que no fuese como el de China. Esto también podría, por cierto, agradecerselo a Dios Mijail Jodorkovski.

Anatol Lieven es un experto de la Fundación Carnegie de Washington (Carnegie Endowment for International Peace) y autor del libro America Right or Wrong: An Anatomy of American Nationalism.

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