04 septiembre 2005

Qué piensa el gran capital sobre un tercer mandato de Putin

Publicado en Izvestia el 30-8-2005

No hace mucho el banco Alfa-bank, uno de los mayores de Rusia, publicó un informe analítico, en el que el principal estratega del banco, Christopher Wifer, apoyaba la idea de un tercer mandato presidencial. El clima de inversiones, escribía Wifer en el informe, depende de la persona que dirija el estado. Y Putin es el presidente ideal en este sentido, porque plasma en sí mismo la estabilidad necesaria para la economía. El corresponsal de Izvestia Igor Moiseev pidió a Wifer que concretara su posición en este tema.

Izvestia: ¿Cuál puede ser la reacción de la población, las élites y la comunidad internacional ante la posiblilidad de ampliación de la presidencia de Putin?
Wifer: Depende de cuáles sean las condiciones que permitan a Putin quedarse. Si se hace mediante una reforma constitucional con un fuerte apoyo de la población, contará con el acuerdo de todas las fuerzas políticas, tanto internas como en el extranjero. El apoyo de la población es la condición principal que permite el mantenimiento de la estabilidad política, que es el factor más importante para el crecimiento económico. Los líderes políticos extranjeros, por ejemplo en los Estados Unidos, estarán a favor, porque conocen a Putin y ya han mantenido con él relaciones de trabajo. Los inversores estarían contentos de mantener la estabilidad y la posibilidad de evitar los cataclismos provocados por la lucha entre los distintos grupos de poder del Kremlin.

Podemos prever que el llamamiento a un cambio constitucional que permita a Putin mantenerse en el poder será cada vez más fuerte. Probablemente Putin seguirá diciendo que no se volverá a presentar, pero en determinado momento, digamos en 2007, tendrá que aceptar “contra su voluntad” modificar la Constitución “por el bien del país y según el deseo de la población”.

Izvestia: ¿Qué piensa sobre la idea de que una parte significativa de los empresarios apoyará a la oposición en las elecciones de 2008?
Wifer: Esta posibilidad se dio en las elecciones de finales de 2004 (cuando el desacuerdo con la actuación de algunos altos cargos y organismos estatales, principalmente el Servicio Federal de Impuestos, alcanzó su apogeo) y a comienzos de este año. Sin embargo Putin ha superado este peligro, al esforzarse por establecer un cierto “acuerdo de paz” con los empresarios. De momento ha cumplido todas sus promesas. Por eso creemos que la posibilidad de que la gran empresa apoye a algún candidato de oposición a disminuido sensiblemente.

Mientras el gobierno cumpla sus promesas de no atacar a los empresarios y controlar la actividad de los altos cargos, el apoyo a la oposición y la aparición de una situación de inestabilidad política y económica responderán a los intereses de la gran empresa.

Izvestia: En su opinión, ¿se puede dar en la Rusia actual una “explosión social”?
Wifer: Depende mucho de los ingresos del estado. Si se mantienen en el nivel actual, que permite al gobierno aumentar los gastos sociales, el deseo de cambios políticos no será apoyado seriamente por la población.

Con la actual coyuntura favorable de precios del gas y el petróleo, teniendo en cuaenta la práctica actual de “reparto” de dinero estatal, podemos prever que al menos en dos o tres años no habrá grandes protestas sociales o problemas políticos.

A más largo plazo sí puede darse esa situación en Rusia. Actualmente el estado reparte entre la población lo que podemos llamar “renta de la naturaleza”. Cuando esta se agote se producirá una reacción negativa de la población que llevará a una desestabilización política. Este panorama es real en Rusia, donde la diferencia entre los ingresos de las capas de población pobres y ricas es de 15 veces.

Pero incluso si la situación económica empeora notablemente después de 2008, la gente que ahora está en el Kremlin tendrá en sus manos tanto poder que será casi imposible hacerles frente.

Izvestia: ¿Qué debe hacerse en esta situación en el campo económico?
Wifer: Para solucionar este problema el estado deberá dedicar más medios para garantizar un crecimento económico estable, que permita aumentar la riqueza nacional y el crecimiento de los ingresos en sectores no relacionados con el petróleo. De tal forma que el gobierno deberá crear los estímulos prometidos para el crecimiento en todos los sectores económicos de manera que se garantice a largo plazo el crecimiento del empleo.

Izvestia: ¿Qué señal esperan los inversores para creer que la situación en Rusia es favorable para las inversiones?
Wifer: a juzgar por el nivel de las cotizaciones de la en bolsa, los inversores, que habían vendido papel a causa del asunto Yukos, empiezan a volver a Rusia. Las inversiones directas vuelven a los sectores en los que existe demanda. Sin embargo, desde el punto de vista de la economía general del país, esto no es suficiente. La cuestión principal es cuándo se sentirán a gusto los grandes inversores estratégicos y cuando el estado explicará claramente en qué condiciones quiere aceptar sus inversiones. En este sentido es demostrativo el caso de Siemens, que no pudo adquirir la empresa “Silovye mashini”.

Por otro lado, empiezan a verse señales de que los inversores extranjeros, al igual que los grandes empresarios rusos están dejando de tener miedo a Rusia y empiezan a invertir nuevamente en nuestra economía. Lo más probable es que este proceso sea lento hasta que se conozcan los resultados de las elecciones de 2008 y estén seguros de que no va a haber grandes cambios y desestabilización política.

Izvestia: ¿El vaso está medio lleno o medio vacío? Para decirlo de otra manera, ¿podemos decir que la situación económica en Rusia es buena?

Wifer: Parece que en Rusia siempre está medio vacío. Los ciudadanos de a pie y los inversores mirar con prevención a la historia del país, les preocupa también la dependencia económica del petróleo. A pesar de que la actual situación de crecimiento económico, de las finanzas públicas, de estabilidad política es buena para los inversores, se mantiene la sensación de que esto podría cambiar rápidamente. Habrá que esperar a los resultados de las elecciones de 2008.

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