22 noviembre 2006

¿Dónde está la Politkovskaia norteamericana (y europea)?

Artículo publicado por el periodista Mark Ames en The eXile, periódico moscovita en inglés.

El asesinato de la periodista rusa Anna Politkovskaia fue uno de esos hechos horribles que sacan lo peor de cada uno, cuando todas las lecciones incorrectas salen a la luz. Su asesinato ha inspirado un nuevo nivel de histeria, oportunismo y falta de tacto tan removedor de esfínteres que hace pensar si no sería mejor dejar de lado al mundo judeo cristiano y pasarse al chino. Al menos los chinos tienen tacto.

A un lado del retrete global estaba el presidente Vladimir Putin, normalmente un político admirable, pero al que en los momentos críticos le puede la vanidad. Al guardar silencio durante dos días tras el asesinato, y al hablar finalmente para minimizar su importancia, Putin apareció como un idiota mediocre. Dejando aparte si Putin tenía o no razón cuando minimizaba la importancia de Politkovskaia en Rusia – técnicamente tenía toda la razón – su reacción revela su carácter. Cualquier político experto habría tragado todos los insultos y habría abrazado el cadáver, exprimiendo todo el capital político posible. No se trata de alta tecnología, es vulgar politiquería. Y es la forma correcta de actuar ¿Por qué Putin que normalemente es un maestro de la habilidad falló en esta ocasión? Creo que por el mismo motivo por el que Bush desapareció de la escena el 11 de septiembre, volando a Mach-3 a su escondrijo de Nebraska hasta que la situación no estuvo clara, en vez de volar directo de Florida a Washington DC a tomar el papel del héroe sin miedo. No podía ayudarse a sí mismo. Los sucesos grandes e inesperados revelan la pequeñez de nuestros líderes.

La mayoría de los rusos que conozco reaccionaron con algo entre la indiferencia y un fuerte disgusto al conocer el asesinato. Pero si lees en páginas rusas de internet te darías cuenta de que Putin es tomado por un liberal llorica: una buena parte de la comunidad "activa" solo deseaba que Politkovskaia hubiese sido asesinada más despacio, antes, y que ellos mismos hubieran sido parte del grupo que lo hizo. Una mierda.

Por otro lado, el lado que está más lejos de mí, occidente. A diferencia de Putin, los medios de comunicación occidentales no perdieron el tiempo en utilizar el cadáver de Politkovskia para sus propios propósitos, desfilando a su alrededor y ordeñándolo todo lo que podían.

¿Qué era exactamente el cadáver acribillado de Anna Politkovskaia para occidente? Aquí no hay ninguna sorpresa: una magnífica oportunidad de demonizar a Putin y a Rusia.

Inmediatamente después de su asesinato, Reuters ya mostraba el siguiente titular “Sincera crítica de Putin acribillada en Moscú”. La implicación era obvia: Putin lo había ordenado.

Los artículos destacaron que el asesinato se había producido el día del cumpleaños de Putin, sugiriendo que era un regalo. La víspera de su visita a Alemania para cerrar un importante contrato energético. ¿Alguien se puede imaginar a Putin encargando un asesinato para el día de su cumpleaños justo antes de encontrarse con Merkel para una cumbre energética decisiva? "Okay, este es el plan, Sechin: quiero que mates a Politkovskaia. Ya sé que sus artículos no provocan ninguna influencia en nuestra política en Chechenia y que todo el mundo, salvo un pequeño porcentaje de liberales los ignora, pero me da igual. ¡Dios, cómo me cabrea esta tía! Una vez que esté fuera de circulación estaré seguro en el poder. Pero espera, eso no es todo. Oh, no, soy mucho más ruin que eso. Mira, no pido mucho para mi cumpleaños, Sechin. Olvidate de los relojes Bulgari que tu gente me regala cada año. Quiero su cadáver con un lazo rojo. Quiero matarla en mi cumpleaños, justo antes de mi reunión en Alemania. Ellos lo entenderán, al fin y al cabo son alemanes. Ya sabes, nazis como yo. Dios, qué malo soy, incluso Stewie me envidiaría. Este va a ser el mejor cumpleaños de mi vida, Happy birthday to me! Happy birthday to me!..."

Pero eso era solo el principio. El notoriamente rusófobo Fred Hiatt en el Washington Post publicó un editorial que implicaba más directamente a Putin: "es bastante posible, sin necesidad de llevar a cabo ninguna investigación, decir quién es el responsable último de estas muertes; es el clima de brutalidad que ha florecido con Mr Putin.

Esa es una manera barata de decir que Putin es el responsible, pero como la mayoría de los rusófobos, olvidan algunas contradicciones obvias. Tales como, por ejemplo, ¿Es Putin también responsible del asesinato de Paul Klebnikov, que era profundamente pro-Putin? ¿Y qué decir de los periodistas asesinados durante la época de Yeltsin? ¿Alguna vez Hiatt o los otros habían responsabilizado a Yeltsin, el que verdaderamente introdujo la brutalidad, corrupción y desgobierno en Rusia? No, por supuesto, porque Yeltin era la apuesta de occidente. Los crímenes cometidos cuando se es proamericano simplemente no existen.

Anne Applebaum, una de las neocons del Washington Post, fue la más sórdida frente al cadáver de Politkovskaia. En su columna del 9 de octubre “La historia de un asesinato en Moscú", Applebaum simplemente mintió sobre las circunstancias de su muerte, y lo hizo muy conscientemente, cuando acusó a Putin de la muerte de Klebnikov y la de otros periodistas de provincias asesinados por investigar la corrupción. Interesadamente, en su artículo cierra el foco sobre “los periodistas asesinados después del 2000”, ¡Qué conveniente!. Porque eso significa que no mencionamos todos los periodistas asesinados durante la época Yeltsin, lo que ensucia todo el cuadro de bien/mal sobre el que se asienta toda su tesis.

Applebaum es un caso especial, una de las cruzadas morales, la Anna Politkovskaia americana, que hizo una valiente exposición de los crímenes de estado cometidos por … no por su propio país, no. ¡Porque su país solo hace el bien! No, Anne Applebaum lo hace sentada en la seguridad de Washington DC y expone los crímenes cometidos en un país en el otro extremo del mundo. Ese país es Rusia, por supuesto. Bueno, ¿habrá que darle el Pulitzer a esta mujer, no? De ahí su libro Gulag, en el que aparece todo el entusiasmo moral afectado que se podría esperar. Por cierto, una cosa que siempre ha llenado de ira a Applebaum es el por qué los rusos no la toman en serio (una cuestión que ella expone más abstractamente, es decir, ¿por qué los rusos no se preocupan por los gulags tanto como lo hace Anna?. He aquí el por qué: ¿pueden ustedes imaginar qué autoridad moral tendría el libro de un periodista ruso de derechas sobre el genocidio estadounidense de los indios? Respuesta: aproximadamente el mismo que el del libro de Anna Applebaum en Rusia.

Sí, es peligroso dedicar tu vida a exponer los horrores cometidos por un país al que tu marido odia. El marido de Applebaum es el ministro de defensa de Polonia, de derechas, Radoslaw Sikorski, que también trabaja en el neocon American Enterprise Institute, el mismo instituto que en esencia inventó la guerra de Irak. El actual gobierno del que es miembro Sikorski, por cierto, incluye el partido de extrema derecha Liga de las Familias Polacas, que ha originado protestas de Israel por su abierto antisemitismo y xenofobia, y por su notorio grupo juvenil skinhead. Pero eso es perfecto para Anna, porque los polacos aman a los USA y son miembros de la coalición del bien. No abrá rabiosos artículos de Anne Applebaum sobre los compinches de su marido o la repulsiva historia de persecución de los judíos en Polonia. Tampoco leeremos muchos artículos sobre las atrocidades cometidas por su propio país en Irak, y los cientos de miles de personas que ha asesinado su gobierno.

Ninguna persona podría estar tan lejos de Politovskaia como Anne Applebaum. Anne Applebaum usa toda su enorme influencia y poder solo para demonizar a Rusia y blanquear el fascismo americano. Politkovskaia, por su lado, hablando desde una situación de estrema debilidad y peligro, usaba su pequeña influencia para arriesgar todo por las víctimas de la crueldad de su propio gobierno, luchando desde dentro.

Seguramente el artículo más absurdo sobre Politkovskaia fue el de la notable gacetillera británica Olga Craig, en su articulo del Sunday Telegraph, titulado "Crúzate con Putin y muere".Empieza con una historia obviamente inventada de un aterrorizado periodista que teme por su vida y huye de la Rusia de Putin. Da al inventado periodista un pseudónimo: Zakayev, que está tan asustado que… De ahí pueden ustedes llenar los huecos. Su presunto crimen es que criticó la odiosa campaña contra los georgianos. Sï, hubo protestas abiertas contra esta campaña en todos los medios de comunicación rusos, tanto impresos como electrónicos. Pero supuestamente este tipo tiene que huir para salvar su vida. “Ahora Zakayev está convencido de que alguien, probablemente un asesino a sueldo relacionado con el kremlin está ya siguiendo sus movimientos. Es una gilipollez de cómic, una de las peores historias periodísticas inventadas que he leído en mi vida.

Pero el golpe final aún estaba por dar. El cuerpo de Politkovskaia no podía ser enterrado sin que la prensa occidental extrajera el mayor premio de él: la total demonización. Sï, el Economist declaró: “es una palabra demasiado usada, que causa controversia, especialmente en Rusia. Todavía no ha llegado, pero a veces parece que Rusia se dirige hacia el fascismo”.

Si” fascismo” significa cámaras de gas, entondes todo lo que se dice no tiene sentido y está vacío. Es el más sobreutilizado epíteto, y el reconocerlo no excusa al Economist de la completa distorsión histórica. Sin embargo, si "fascismo" significa en este caso lo que yo creo que significa, violencia y mentiras y odio, entonces los USA, que han usado la mentira como pretexto para invadir un país en el otro extremo del mundo, arrasado completamente una ciudad de 300000 habitantes y matado a medio millón de ciudadanos,mientras suprimen violentamente la verdad y a cualquiera que la intente conseguir, son culpables de ello.

Occidente ha utilizado a la pobre Anna Politkkovskaia para hacer exactamente aquello contra lo que ella luchaba: incitar al odio, mentir y centrarse en los males cometidos lejos de nosotros, en lugar de los males cometidos por nuestro propio país. Occidente ha explotado su muerte con toda crudeza y cinismo de un funeral multitudinario árabe. Solo que los árabes al menos usan los cadáveres de su propia gente para demonizar a un enemigo que sí les mata e ellos. Mientras que, en este caso, occidente ha robado el cadáver en otro país y ha desfilado con él en casa para incitar al odio contra el país del cadáver. Sería como si los palestinos entraran en Tel Aviv, robaran el cadáver de Rabin tras su asesinato y desfilaran con él por Gaza, aullando odio contra Israel por permitir que el gran pacificador fuera asesinado.

Esa es la clase de cosas contra las que los rusos reaccionan cuando ven que occidente explota el asesinato de Politkovskaia. La cruda reacción occidental sólo incrementa la cruda contrarreacción rusa...

Si ustedes me preguntan qué es lo más significativo para nosotros en occidente de la muerte de Anna Politkovskaia y de su valiente vida (con un "que se joda" de nuestros lectores nacionalistas que no están de acuerdo con esto), no es lo que dice sobre Rusia, no dice nada nuevo, para ser sincero, sino que es un nuevo capítulo en la creciente y depresiva historia que empezó con Yeltsin.

Lo que es significativo de su muerte es esto: ¿Por qué no hay una Anna Politkovskaia en USA? ¿Por qué no tenemos a alguien tan atrevido como ella para contarnos la historia de cómo arrasamos Fallujah al estilo Grozni? ¿Cómo bombardeamos hasta hacer pedazos y limpiamos étnicamente una ciudad de 300000 habitantes en venganza por el asesinato de 4 contratistas norteamericanos? ¿Dónde está la Anna Politkovskaia norteamericana que nos cuente cómo matamos directamente a 200000 irakís y somos responsables de otro medio millón de muertes desde nuestra invasión?¿Por qué no hay ni un solo norteamericano que desee arriesgarse a una muerte casi segura, como lo hizo Politkovskaia para perseguir la verdad y la humanidad?

Una razón es porque correría el riesgo de ser asesinada no solo por los insurgentes irakís y los terroristas de AL Qaeda, sino tambíen por las altemente eficientes fuerzas norteamericanas (lo que no paró a Politkovskaia pero sí a los partidarios morales norteamericanos de Politkovskaia). E incluso si ellos obtienen alguna historia, esta será anulada por los medios de comunicación, perderá su trabajo y habrá conseguido un público hostil sediento de sangre que no quiere oír hablar del tema.

Tomemos el caso de Yasser Salihee, un corresponsal irakí de Knight Ridder. Salihee fue asesinado de un balazo en la cabeza por un francotirador estadounidense el 24 de junio de 2005. En ese tiempo estaba reuniendo material para un artículo de investigación sobre cómo los USA estaban entrenando escuadrones de la muerte, los mismos escuadrones de la muerte que son ahora responsables de la sangrienta guerra civil que se ha acelerado este año.

Salihee fue asesinado, el francotirador fue absuelto; y Knight Ridder se lavó las manos diciendo: "No hay motivo para pensar que le dispararon por algo relacionado con su trabajo periodístico". Imaginemos una situación análoga en Chechenia, el revuelo de los Applebaums. Sería un escándalo inverso al silencio sobre la muerte de Salihee. AL menos el kremlin admite que Politkovskaia fue asesinada por su trabajo.

Salihee no es más que uno de los periodistas asesinados en Irak, con mucho el sitio más peligroso del mundo para los periodistas. Y no solo por culpa de la insurgenica irakí. Algunos periodistas más marginales, desde Robert Fisk hasta Dahr Jamail, han escrito sobre cómo el ejército estadounidense asesina periodistas. Pero nadie quiere eso, así que ese tipo de reportajes continúan siendo marginales. Los periodistas de Al Jazeera fueron tomados como blanco y asesinados; al principio, los reportajes sobre que los norteamericanos fueron calificados de “teoría conspiratoria, pero recientemente el reconocimiento de que Bush, Blair y un ministro de Blair habían hablado de bombardear Al Jazeera han hecho aumentar las preguntas. Bueno, no del todo. Deberían haber hecho aumentar las preguntas, bajo la dirección de los apasionados editoriales del Washington Post y de Anne Applebaum. Pero no ha sido así, porque están muy ocupados demonizando a Rusia.

Giuliana Sgrena, la periodista norteamericana que fue secuestrada el año pasado y liberada por un agente de la inteligencia italiana, fue atacada y herida (el agente resultó muerto) por las fuerzas estadounidenses cuando volvía a la libertad. Ella insiste en que los estadounidenses le dispararon deliberadamente. Una campaña de calumnias contra ella en la prensa norteamericana – calificándola de comunista con síndrome de Estocolmo- anuló su historia, pero incluso en pro-Bush Berlusconi se indignó tanto que comenzó a dar marcha atrás en la guerra de Bush.

La televisión italiana descubrió más tarde la evidencia de que los norteamericanos habían usado un arma de destrucción masiva, el fósforo blanco, durante su destrucción de Fallujah el año anterior. A pesar de todas las evidencias, incluidas los cuerpos quemados mientras las ropas seguían intactas, los ciego e incluso amistoso ministros irakís que lo denunciaron, los medios de comuncicación norteamericanos lo ignoraron. ¿Por qué fue la televisión italiana y no la norteamericana la que sacó esta historia?¿Dónde estaba Anne Aplebaum en las atrocidades de Fallujah?

El caso de Eason Jordan, uno de los periodistas estrella de las noticias de la CNN puede explicar el silencio de los medios de comunicación norteamericanos. Esto es lo que sucede cuando eres un periodista de uno de los principales medios norteamericanos y te atreves a contar la horrible verdad de Irak. Mientras se codeaba con la Aristocracia Global en el foro económico mundial en Davos en enero de 2005, Jordan cometión el error de hablar a un de estos miembros de la élite de lo que estaba sucediendo en Irak; las fuerzas norteamericanas estaban “intentando pillar periodistas, y a veces les disparan deliberadamente”.

A las dos semanas estaba sin trabajo. Su dimisión siguió un esquema típicamente staliniano, espeluznante para leerlo hoy día:

“Tras 23 años en la CNN” escribe, “he decidido dimitir en un intento de prevenir que la CNN se se vea manchada por la controversia caudada por mis recientes declaraciones sobre el alarmante número de periodistas muertos en Irak. Nunca quise decir que el ejército norteamericano actuara con mala intención cuando las fuerzas norteamericanas mataron accidentalmente a periodistas, y pido disculpas si alguien piensa que yo dije o pensaba otra cosa”.

Sí, era un saboteador y un troskista, y suplicaba el perdón. Porque un hombre está muerto en América si pierde un trabajo como ese. Si hablas mal de América significa que estás muerto.

Unos cuantos periodistas han arruinado su carrera por no seguir la línea del partido: Peter Arnett, Ashleigh Banfield, por nombrar a dos de los más prominentes. Mientras tanto, los editores del New York Times y el Washington Post, que presionaron a favor de la guerra, que extendieron mentiras sobre las armas de destrucción masiva y han colaborado en las 500000 muertes que se contabilizar hoy día (una cifra que, por supuesto, está siendo atacada y demonizada por aquellos que bendicen el coraje de las organizaciones que dan tales cifras en Chechenia) mantienen sus trabajos.

Ahora pueden ustedes ver por qué no tenemos una Politkovskaia, a pesar de que la necesitamos. Si vas contra la tendencia "fascista" de tu país, estás en peligro de muerte o de destrucción de tu carrera profesional por parte del gobierno y de la población de derechas sedienta de sangre. Como Chechenia, Irak se ha convertido en un lugar peligroso para trabajar y el gobierno estadounidense ha creado una cortina de aire para la información, y no permite ni siquiera fotografías de los ataudes de los estadounidenses muertos.

La manera en la que Putin intenta controlar los medios es más suave que la que usó Yeltsin, que fue una combinación de fuerza bruta y intimidación profesional. Los directores de los medios eran presionados, los críticos amenazados y ridiculizados sin piedad. Putin también intenta explotar una reacción nacionalista contra las críticas antigubernamentales en los medios progresistas, tanto como los republicanos constantemente explotan el rabioso patriotismo del público y su odio por los “medios progresistas” por criticar o cuestionar las políticas militaristas derechistas. Todos los buenos periodistas rusos que conozco lo dejaron hace unos años porque era un mal camino profesional, a menos que quisieran acabar en el equivalente a la FOX News, cosa que rechazaron la mayoría. Los periodistas norteamericanos, por su parte, intentan seguir trabajando bajo esas circunstancias porque pueden engañarse a sí mismo con mentiras caseras tales como “Seguramente yo podría publicar algo más, pero no quiero arriesgarme. Pero la diferencia es que al menos nosotros tenemos el DERECHO de publicar lo que queramos sobre Irak”.

La lección del periodismo de Anna Politkovskaia ha sido completamente olvidada en occidente. Es bueno para los rusos reflexionar sobre el significado de su asesinato en su cultura y civilización. Pero en un occidente en el que crecen las mentiras, la guerra, el asesinato y el odio lo último que su muerte debería darnos es la oportunidad de crear un nuevo enemigo, una nación a la que odiar, otro régimen a cambiar.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien dicho