09 enero 2007

El uso de las armas en la política de la energía

Lo que pasa con el petróleo irakí (The Independent)

Las grandes reservas de petróleo de Irak, las terceras del mundo serán explotadas a gran escala por compañías petroleras occidentales, al amparo de una controvertida ley que será aprobada por el parlamento irakí en los próximos días.

El gobierno norteamericano ha estado implicado en la redacción de la ley, extractos de la cual fueron publicados por The Independent el domingo. Esta ley daría a las grandes compañías, tales como BP, Shell y Exxon contratos de 30 años para extraer el crudo iraquí y permitiría la primera operación a gran escala de los intereses petrolíferos extranjeros en el país desde que la industria fue nacionalizada en 1972.

El alto potencial de beneficios para las empresas occidentales da munición a los críticos que dicen que la guerra de Irak fue provocada por el petróleo. Estos señalan a artículos como uno del vicepresidente Dick Cheney, que dijo en 1999, cuando aún era jefe ejecutivo de los servicios petrolíferos de la compañía Halliburton, que el mundo necesitará 50 millones de barriles de petróleo adicionales hacia 2010. “Entonces, ¿de dónde va a venir el petróleo? Oriente medio tiene dos tercios del petróleo mundial, y los precios más bajos”, dijo.

Los ejecutivos de la industria del petróleo y los analistas dicen que la ley, que permitiría a las compañías occidentales quedarse con el 75% de los beneficios en los próximos años, es el único modo de conseguir que la industria iraquí del petróleo se recupere después de años de sanciones, guerra y pérdida de experiencia . Pero operará a través de “acuerdos de producción compartida”, que son muy poco usados en oriente medio, donde la industria petrolera en Irán y Arabia Saudita, los dos mayores productores, está controlada por el estado.

En resumen, tras invadir el país se explota en las condiciones más ventajosas para el invasor.

Y ahora veamos cómo nos explica la situación rusa R.M.Mañueco, el día 5 de enero de 2007:

Con el objetivo de modernizar las obsoletas infraestructuras heredadas de la desaparecida URSS y de acceder a las altas tecnologías, el Parlamento ruso aprobó en la década de los 90 la llamada Ley de Producción Compartida. El mecanismo es sencillo: las empresas extranjeras que invierten en Rusia en grandes proyectos quedan exentas de cualquier tipo de tributo al Estado mientras no hayan amortizado los costes. En el sector energético, tal normativa hizo posible la aparición de proyectos como Sajalín-1, Sajalín-2, nombre de esa gran isla del Extremo Oriente que posee las mayores reservas de hidrocarburos del Pacífico ruso, y Jariaga en la parte norte de la Siberia central, encabezados respectivamente por la compañía estadounidense ExxonMobil, Shell y la francesa Total.

Después R.M.M. explica las malvadas maniobras de Putin para presionar a Shell, Exon y demás ONGs. Sobre este asunto se puede ver algo más en esta anotación anterior. En resumen, estas compañías jamás amortizan los costes.

¿Nos suena ahora? En los 90 ni siquiera fue necesario invadir Rusia. Y ahora hay uno que no se deja. Luego es un dictador.

Finaliza R.M.M. así:

Se explican así los recelos de la Unión Europea hacia un país que tiene totalmente monopolizado el sector del gas y controla el del petróleo a través de empresarios fieles a Putin, en especial tras el conflicto con Bielorrusia. Ha quedado claro que Moscú desea mantener limitada la participación de las empresas extranjeras en la extracción de hidrocarburos y en la gestión de su transporte. Por eso, el presidente ruso insiste en que, pese a los ruegos de Bruselas, Rusia no ratificará la Carta Energética, acuerdo internacional destinado a hacer más transparente y abierto el sector de la energía.

Obvia, como se hace siempre, que también Noruega se niega a tal firma. ¿Por qué?

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