23 febrero 2010

Elecciones

La prensa española sigue repitiendo unos cuantos tópicos, sin que se vea a nadie que sea capaz de matizarlos.
Continúa repitiendo el mito de la revolución naranja y las esperanzas perdidas a causa de la corrupción en que cayó. Pero señores, la corrupción de los actores de la política naranja no empezó en 2005. Para entonces la señora Timoshenko ya cargaba con bastantes casos de corrupción en el negocio del gas, en sus tratos con el ex primer ministro Lazarenko y alguno más. Ha resultado divertido oír a Yuschenko echárselo en cara durante la campaña electoral. Porque todo eso ya lo sabían él y todo el mundo que supiese minimamente de la política Ucraniana en 2004. El señor Yuschenko también tenía su ración. Se libró de pagar por la “desaparición” de unos cuantos millones de dólares durante su jefatura en el Banco Central de Ucrania. Consiguió librarse porque ya se había convertido en primer ministro de Kuchma, y parece que la separación de poderes tenía algunos defectos. Y algún otro caso que no merece la pena sacar ahora que el personaje ha desaparecido.
Todo eso ya lo sabían, o deberían saber, nuestros periodistas en la zona. Pero solo se acordaban de que Yanukovich había sido detenido “por una pelea y por robar una gorra” (como lo ha descrito Yuschenko recientemente, para compararlo con Yulia T) cuando era un adolescente.
Todo el que se interesaba por la política ucraniana sabía quiénes eran esos pájaros.
Pero bueno, cada uno, periodistas inclusive, debe velar por sus alubias. Y no van a decir que se trataba de poner en el poder a quien iba a cumplir una política dictada en los USA. Y la revolución naranja era el espectáculo televisivo que nos iba a vender esa acción, la apuesta de los Estados Unidos por una fracción del poder ucraniano.
Otro tópico: el “prorruso” y el “prooccidental”. El prorruso Yanukovich fue el primer ministro de Ucrania, con Kuchma, que solicitó en Bruselas el ingreso de su país en la Unión Europea. Y le mandaron a la m, porque Ucrania jamás podría ingresar. Se trata de rebuscar en las hemerotecas. Su jefe, Kuchma, fue el continuador de una política comenzada con Kravchuk en la que se adoptaban los mitos fundamentales del nacionalismo ucraniano como base de la estatalidad ucraniana. De prorruso más bien poco. Si acaso equilibrista. Una costumbre muy española, la de ver los manuales escolares de historia, puede dar resultados curiosos. Y el prooccidentalismo de los naranjitos es algo parecido. Se quiere ver prooccidentalismo donde solo hay antirrusismo y nacionalismo estilo años 30, que ni en eso se han modernizado. Luego los mismos medios que alaban a Yuschenko demonizan al PNV y semejantes. Cuando el mundo ideológico de Yuschenko se ha quedado muy atrás en ese sentido.

También han repetido casi todos que esta vez Rusia no se ha inmiscuido tanto en la campaña electoral ucraniana. Poco que comentar. Se supone que “occidente” no se inmiscuyó nada en 2004, y tampoco ahora. Todos sus actos provienen y se guían por el derecho moral a extender el bien.
Aunque a pesar de todo, uno de nuestros periodistas (mi preferido) llega a mencionar más a Putin que a cualquiera de los candidatos en uno de sus artículos recientes sobre las elecciones ucranianas. No tiene remedio. Entiendo lo de las alubias, pero estaría bien cambiar el repertorio.
Dicen que ahora Ucrania no tendrá problemas con el suministro del gas, porque se ha hecho de nuevo prorrusa. No hay mas que mirar a Bielorrusia. Y es que la solución al asunto es bien fácil. Rusia quiere que todo el mundo, amigos o enemigos, paguen por el gas lo que vale en los mercados mundiales. Ni más ni menos: valores occidentales. ¿o es que nosotros vendíamos más baratos los paquetes turísticos, nuestro “gas”, a Yuschenko?
También se menciona en varios medios la preocupación por la fractura de Ucrania entre sus dos mitades y la subordinación de una frente a otra, presuponiendo en el vencedor una política de oriente contra occidente. Dejando a un lado que no creo que vaya a ser así, ¿ha habido entre los políticos de Europa occidental alguna manifestación de esa misma preocupación durante los 5 años del gobierno Yuschenko y su política sectaria frente a la mitad que no le apoyó? Si la ha habido, yo no la conozco.

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