30 noviembre 2010

Ajmadulina


INVIERNO


Este gesto del invierno hacía mí,
frío y aplicado.
Sí, hay algo en el invierno
de la medicina tierna.
De otro modo, cómo de repente,
de la oscuridad y el tormento,
la enfermedad confiada
le dirige sus manos.
Oh amable, seguí con tu brujería,
de nuevo rozará mi frente
el beso santo del anillo helado.
Y es cada vez más fuerte la tentación
de encontrar el engaño con la confianza,
mirarle los ojos a los perros,
abrazar los árboles,
perdonar como jugando,
y habiendo perdonado
perdonar todavía a alguien,
confundirse con el día invernal,
con su óvalo vacío,
ser siempre para el
su matiz pequeño.
Reducirse a no existir,
para implorar detrás de las paredes
no una sombra mía sino la luz,
por mí tapada.

(traducción de Natalia Litvinova)

23 noviembre 2010

Encuesta: Libertades democráticas y política rusa


Entre el 22 y el 25 de octubre de 2010, el centro analítico de Yuri Levada (Levada Center) realizó una encuesta entre 1600 personas mayores de edad en 127 poblaciones de 44 regiones de Rusia. Las respuestas a algunas preguntas de esta encuesta se dan en porcentajes junto con datos de otras encuestas similares realizadas anteriormente. El margen de error para este tipo de encuestas es de menos del 3,4%.

De acuerdo a los datos de esta encuesta, los rusos están cada vez menos interesados en la política.

Cerca de un tercio (32%) de los encuestados manifestaron su interés. Este porcentaje va disminuyendo. Al 64% de los rusos no les interesa la política en absoluto. Además, los que menos interés demuestran son los moscovitas (el 19%, contra el 74% que no se interesa por los acontecimientos políticos), lo que se puede explicar por las particularidades de la pida en la megapolis: el mucho trabajo, la gran cantidad de lugares de ocio y diversión, las posibilidades tecnológicas.

Junto a esto, un tercio de los ciudadanos (39%), consideran que en el país se desarrolla la democracia, (y en primer lugar piensan así los jóvenes menores de 24 años y los ciudadanos de buena situación económica (el 56%), que no se interesan en la política, se ocupan de sí mismos y están satisfechos con su situación.

Un tercio de los rusos (34%) considera que la "sociedad democrática" ya existe en Rusia. Un 47% considera que no la haya, responden así sobre todo los moscovitas (el 60%). Sobre todo el concepto de "sociedad democrática" entre los rusos se entiende relacionado con diferentes libertades (de palabra, conciencia, movimiento), la responsabilidad del poder frente a sus electores, y distintas posibilidades para los ciudadanos.

¿HASTA QUÉ PUNTO SE INTERESA USTED EN LA POLÍTICA?

nov. 03

oct. 04

oct.05

oct.06

oct.07

oct.10

Me intereso mucho

6

7

6

6

7

3

Me intereso bastante

28

37

32

31

37

29

No me intereso mucho

44

34

36

41

36

38

No me intereso en absoluto

19

20

24

21

18

26

No constesta

2

2

2

1

1

2

Rechaza contestar

>1

1

>1

>1

2

2

¿EN QUÉ DIRECCIÓN CREE QUE SE DESARROLLA AHORA LA VIDA POLÍTICA EN RUSIA?

oct.05

oct.06

oct.10

desarrollo de la democracia

32

33

39

restauración del antiguo orden soviético

7

6

10

restablecimiento del autoritarismo, dictadura

12

14

13

aumento del caos y la anarquía

30

22

16

No contesta

18

24

22

¿CREE QUE SE PUEDE DECIR QUE EN RUSIA HAY AHORA UNA "SOCIEDAD DEMOCRÁTICA"?

oct.00

oct.10

26

34

No

54

47

No contesta

20

19

¿QUÉ ES, EN SU OPINIÓN" UNA "SOCIEDAD DEMOCRÁTICA"?

oct.00

oct.10

libertades políticas/democráticas (palabra, conciencia, movimiento, etc.)

30

45

responsabilidad del gobierno frente a los electores

-

31

igualdad de oportunidades

31

27

posibilidad de que la población influya en la actuación del poder

15

23

dasarrollo económico del país

18

23

separación de poderes/independencia de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial del país
Independencia de los sujetos de la Federación

-

20

situación de bienestar material de la población

20

20

elecciones democráticas con alternativas/derecho a elegir/competencia política

11

18

precocupación del estado por la gente humilde/ sistemas de protección social

24

17

una sociedad desarrollada y dinámica

3

8

más progresismo/existe en los países más desarrollados

9

7

otro

5

3

No contesta

18

8

16 noviembre 2010

El Cáucaso

Artículo de Thomas de Waal, del Endowment for International Peace de Washington, publicado en Johnson Russia´s List el 4 de noviembre de 2010.

El sur del Cáucaso es uno de esos lugares en que a la gente le gusta decir que el “peso de la historia” tiene gran influencia. Quiero elevar una voz disidente a esta idea. Es cierto que la historia te rodea por todas partes en esta región, y que es invocada habitualmente por los políticos actuales. Por dar un ejemplo: tras su toma de posesión como presidente en enero de 2004, Mikheil Saakashvili eligió viajar a la tumba del hombre que es considerado el más grande de los reyes de Georgia, David el Constructor, que reinó entre 1089 y 1125.

Pero la idea de que la llamada de la historia determina y conduce a los pueblos de esta región a un conflicto irresoluble no debe ser tomada al pie de la letra. A veces la historia tiene el peso que le queramos dar. Cuanto más observes el pasado del Cáucaso, más se fractura en un mosaico de narraciones diferentes, muchas de las cuales son de cooperació,n tanto como de conflicto. Si tomamos una visión de la historia de esta región más escéptica, incluso postmoderna, le estaremos haciendo un favor.

He escrito sobre el Cáucaso durante años, pero cuando empecé en 2009 a investigar para un pequeño libro sobre la región (El Cáucaso: una introducción, Oxford University Press, 2010) incluso yo me sorprendí de cómo algunos hechos históricos rebatían muchos de los discursos políticos dominantes en la actualidad. Tres ejemplos:

Primero: el las guerras rusas de 1820 contra los turcos, los armenios y azeríes lucharon codo con codo en el ejército zarista. En esa coyuntura histórica, la división chií-suní tenía más importancia que cualquier noción de hermandad túrquica. El propio Alexandr Pushkin vió al regimiento “Karabakh” en acción en las afueras de Kars y escribió un magnífico poema dedicado a uno de sus oficiales, Farhad-Bek. Esto debería prevenirnos contra la asunción inmediata de una alianza eterna turco-azerí, que a menudo alimenta las actitudes políticas sobre el conflicto de Nagorno Karabaj (y que dificulta el proceso de paz armenio-azerí).

Segundo: la forma en que las interrelaciones abjaso-georgiano-rusas han cambiado desde 1850. En las décadas posteriores a la anexión a Rusia en 1801, y principalmente a lo largo del siglo XIX, las autoridades rusas se aseguraron de que los aristócratas georgianos fueses leales servidores del zar permitiéndoles ascender en la escala social y manteniéndoles su estatus nobiliario. Al mismo tiempo, los rusos veían a los abjasos como un grupo de tribus salvajes pro-turcas y unos enemigos implacables.

En 1852 el general ruso Grigory Filipson se quejó de que sus soldados no podía salir de su fortaleza junto al mar Negro sin peligro de ser asesinados por descontentos abjasos: “en una palabra, ocupamos Abjasia pero no la controlamos”. En el último cuarto del siglo XIX la deportación de abjasos de su tierra facilitó la emigración de georgianos a Abjasia, redibujando el mapa demográfico y preparando el terreno para el conflicto en el siglo XX. Esta historia hace surgir la pregunta sobre la durabilidad de la relación ruso-abjasia, así como de la hostilidad ruso-georgiana.

Una tercera sorpresa para mí fue el saber que la primera declaración de independencia de Georgia en el siglo XX fue, desde el punto de vista geopolítico, totalmente diferente a la segunda. En mayo de 1918, en los comienzos de la revolución bolchevique en Rusia y cuando Georgia estaba amenazada por una invasión turca inminente, el jefe del gobierno de Tblisi, Noe Zhordania, declaró a regañadientes la independencia de Georgia. Zhordania, cuyo partido menchevique (social demócrata) se había separado de los bolcheviques en 1903-1904, manifestó su ambivalencia sobre la ruptura de los vínculos con Rusia: “Nuestros ancestros decidieron volverse del este al oeste. Pero el camino al oeste pasaba por Rusia y, consecuentemente el camino hacia occidente significaba la unión con Rusia”.

La república independiente de Zhordania duró casi tres años hasta la incorporación de Georgia a la Unión Soviética en 1921. En la lenta desintegración de la URSS 7 décadas después, Georgia se embarcó en un segundo y más exitoso intento de independencia. Esta vez Rusia fue denominado enemigo colonialista mientras que Turquía se convirtió en un recientemente descubierto vecino amistoso. De nuevo esto sugiere que el esfuerzo de Georgia por su autosuficiencia se puede ver como una constante histórica mientras que la naturaleza de sus alianzas no lo es.

“¿Y qué más da?”, nos podemos preguntar. “¿No son estos ejemplos históricos meramente interesantes pero irrelevantes cuando se trata de las tensiones inmediatas y los problemas de la región?”. No lo creo, por dos motivos.

En primer lugar, estos cambios históricos sugieren que no hay nada determinado culturalmente en los conflictos del Cáucaso. Demuestran que no tienen nada que ver con “incompatibilidad étnica” o con “odios ancestrales”, sino que crecen y desaparecen de acuerdo con cambios de interés o con cálculos; y nos reditúa el foco de atención en el periodo soviético y las dos décadas que lo precedieron.

Ahí están las raíces de los conflictos del Cáucaso (a así lo creo): no en un pasado lejano sino en la forma en que el sistema soviético mantuvo los problemas silenciando los problemas políticos entre sus pueblos constituyentes mediante sobornos y la amenaza de la fuerza, en lugar de arbitrar entre ellos (lo que habría llevado a una cultura de acomodación y flexibilidad). Cuando el policía de Moscú abandonó su puesto, todos se quedaron con un sentimiento crónico de inseguridad, y algunos vieron la oportunidad de aprovechar las narraciones históricas que los intelectuales caucásicos habían alimentado durante décadas. La mala historia se convirtió en la munición para la pelea de las élites regionales.

Pero no en todas partes: algunas áreas potenciales de tensión fueron una excepción, demostrando que la historia también puede resistir a la cruda instrumentalización. El hundimiento soviético resucitó conflictos congelados en Abjasia, Osetia del sur y Nagorno Karabaj, pero había otro conflicto con raíces en la era pre-soviética, el de Adzharia, en el sureste de Georgia. En otro tiempo parte del imperio otomano y con sus habitantes en su mayoría musulmanes, el conflicto no ha revivido. La razón principal, en mi opinión, es que la ausencia de Turquía y el Islam como indicadores de identidad en los conflictos regionales soviéticos significa que no han podido actuar ahora como catalizadores del conflicto entre los adzharios y los demás georgianos.

Esta apertura de la historia en direcciones sorprendentes se refleja también en el conflicto armenio-azerí en el enclave de Nagorno Karabaj. No es un choque civilizacional o primordial, sino que se describiría mejor como un choque entre dos estados nación emergentes, cada uno de los cuales vió su territorio totémico como una causa a movilizar y como el quid de su nueva “vieja identidad”.

No hay ninguna incompatibilidad étnica entre armenios y azeríes. Había una tasa bastante alta de matrimonios interétnicos en la época soviética, y hoy día comercian y se relacionan libremente en territorio ruso o georgiano. Eso me hace concluir que el problema en la disputa de Karabaj no es la reconciliación de la gente ordinaria sino la reconciliación de narrativas políticas. Atañe tanto a la seguridad como al simbolismo: si un acuerdo garantiza la seguridad que necesitan ambas partes y satisface una relación con Karabaj, la mayoría del pueblo no tendría problemas en apoyarlo, y estaríamos en vías de solución.

Si la primera lección histórica es que los conflictos de la región no están predestinados, la segunda es que el Cáucaso no es tan sangriento como parece. La población local guerrea cuando tiene que hacerlo, pero tienen formas sofisticadas de no luchar. Por supuesto, no estoy diciendo que el Cáucaso sea un lugar no violento, algo como un sitio vegetariano. Dinamarca tampoco lo es. Hay una fuerte cultura de la violencia y las armas, pero se puede alegar que a menudo es un sustituto expreso del asesinato real.

Los conflictos en el sur del Cáucaso en los años 90, con ser grandes tragedias, ejemplifican este punto. Su consecuencia más llamativa fue el gran numero de desplazados: un total de 1,5 millones en 3 años, más que el número de muertos (que fue mucho menor que en la guerra de Bosnia, por ejemplo). Fue una catástrofe regional grave. Pero también es recalcable el hecho de que, tanto en Karabaj como en Abjasia, los soldados que avanzaban preferían aterrorizar a los civiles más que matarlos. Las excepciones, como la masacre de Khojali en febrero de 1992 y algunas de las atrocidades cometidas en Abjasia, fueron generalmente cometidas por despiadados llegados de otros lugares más que por locales.

Además de la gente que no murió también están los conflictos que no sucedieron. AL ejemplo de Adjaria se podría añadir el de la región mixta armenio-georgiana de Javakheti (que tuvo una breve guerra en 1918) y el caso de los lezghinos que viven a ambos lados de la frontera entre Daguestán y Azerbaiyán, pero que han escogido no hacer campaña por la reunificación. También los georgianos y los osetios en Osetia del Sur intentaron dos veces (tras las luchas de 1991-92 y 2004) vivir juntos y seguir comerciando a pesar del conflicto político, antes de que su interacción fuese trágicamente cortada por la guerra de agosto de 2008.

Todo esto subraya una profunda historia de pragmatismo en el sur del Cáucaso, que está ahí, debajo de la superficie, para el que se tome la preocupación de verla.

Las elites políticas del Cáucaso que encuentran que explotar las tensiones regionales es una forma útil de consolidar su poder no tienen interés en que se conozcan estas historias poco atractivas de coexistencia pragmática, pero los estudiosos y políticos extranjeros no están obligados a olvidarlas. Pueden narrar estas historias alternativas cuando viajan a la región y extender el mensaje de que la historia puede ser un manto ligero tanto como una pesada armadura.

08 noviembre 2010

El SSJ-100 ya se fabrica en serie

Publicado en newsru.com:

El primer Sukhoi Superjet 100 (SSJ-100) construido en serie, para uno de los primeros, compradores, la compañía Armenia “Armavia” realizó su primer vuelo, según informa Interfax mencionando la página web del servicio de prensa de la compañía “Aviones Civiles Sukhoi”. El vuelo duró 3 horas. Durante el mismo la tripulación realizó comprobaciones de la capacidad de trabajo de los sistemas y equipos del avión y de los motores. Se informa de que durante el vuelo se confirmaron las características de vuelo del avión en condiciones de explotaciónю En la actualidad se encuentran en producción en serie 17 aparatos, 5 de los cuales están ya en la fase final de montaje. En el comunicado se dice que este avión (SSJ100 SN 95007) volará en los próximos días a Moscú donde, de acuerdo con las normas de aviación, comenzará la comprobación de sus características de explotación para las rutas tipo. Se planea organizar el servicio en los aeropuertos de acuerdo a la documentación de explotación de serie. Las pruebas de explotación están destinadas a la confirmación de la fiabilidad del funcionamiento de los sistemas de a bordo del avión en condiciones de explotación real y las posibilidades de su servicio con los medios de los aeropuertos.

Las entregas de los primeros aviones a Aeroflot y Armavia comenzarán, según se espera, a finales del presente año.

“Aviones Civiles Sukhoi” es el fabricante de los aviones SSJ-100, que deben sustituir a los aviones, actualmente en explotación, Tu-134. En la actualidad la cartera de pedidos del SSJ-100 es de 155 aviones.

La compañía “Aviones Civiles Sukhoi” fue fundadda en el año 2000 para la realización de proyectos en el campo de la aviación civil, entre ellos el diseño y construcción de aviones Sukhoi Superjet -100 (SSJ-100). Sukhoi posee el 75% de las acciones de la empresa, World´s Wing SA (que representa los intereses de la corporación italiana Alenia) posee el 25%.

El primer Sukhoi Superjet 100 fue presentado al público el 26 de septiembre de 2007 en la fábrica de Komsomolsk na Amur. Allí, el 19 de mayo de 2008 realizó con éxito su primer vuelo. El 24 octubre de 2008, tras pasar con éxito las pruebas en fábrica, el avión pasó a certificación

Recordemos que a finales de octubre se informó de que el avión, durante el año y medio de preparación, había aumentado su peso en 3 toneladas, lo que conllevaba un aumento del consumo de combustible.

Se esperaba que en los vuelos de menos de 5000 kilómetros el avión consumiese unos 1651 kg de combustible por hora, en vuelos de 500 a 1000 km 1615 kg, de 1000 a 1500 km, 1610 kilogramos de combustible a la hora. Los compradores consideraban un consumo medio de 1622 kg. Sin embargo ahora el fabricante a informado a los compradores de un consumo medio de 170 kg más, es decir, de aproximadamente 1800 kg/hora.

No se excluye que los compradores presenten reclamaciones por los gastos financieros relacionadas con la explotación del avión. Con 3000 horas de vuelo al año los gastos complementarios pueden ser de 382.500 dólares al año (con un precio del combustible de 750 dólares/tonelada).

Recordemos también que “el gran logro de la aviación civil rusa” es solo el diseño de la construcción del avión, la estructura y la mitad del motor. En la producción del avión se usan lo más posible partes fabricadas en el extranjero, para facilitar la venta de los aviones en los mercados exteriores. El integrador de toda la aviónica es la empresa francesa Thales, del tren de aterrizaje, la canadiense Messier Dowty; los sistemas de dirección, la alemana Liebherr; en interior del avión, la británica B/E Aerospace.