24 abril 2013

El genocidio imperialista ruso en Chechenia



Texto de Anatoly Karlin en su interesante blog Da russophile, sobre la composición étnica de la población de la república de Chechenia y sus variaciones.

Aunque parezca difícil de creer, como consecuencia de las bombas de Boston, muchos comentariastas occidentales han intentado encontrar las raíces de la ira de los hermanos Tsarnayev en la “agresión” o incluso en el “genocidio” ruso de Chechenia.
No intento negar que los chechenos hayan pasado por un periodo tremendamente duro en los años 90. Eso indicaría que me dejaba llevar por la parcialidad patológica de algunos comentaristas, tal como el  vomitivo escrito de Thor Halvorssen, un autoimaginado promotor de los derechos humanos de Noruega. En su mundo, se trata de un simple cuento moral de la pequeña y valerosa Chechenia que es destrozada periodicamente por el enorme y malvado imperialismo ruso, de manera que mucha gente, condicionada de manera adecuada por dos décadas de medios de comunicación occidentales, se traga el anzuelo, el hilo y el plomo.
No es algo tan simple. Pero mejor que (re)buscar muchas palabras y fuentes, saquemos solo un gráfico descriptivo del asunto: el gráfico de población de Chechenia desde 1989:



Se ha producido una limpieza étnica de un grupo, pero no del que parece.  Esencialmente el “genocidio” ruso de los chechenos es: 715.306 chechenos y 269.130 rusos en 1989; 1.206.551 chechenos y 24.382 rusos en 2010. Los rusos han huído casi en su totalidad, incluso de las tierras al norte del río Terek, que es casi un tercio de Chechenia, donde los cosacos se asentaron por primera vez en el siglo XVI y donde nunca hasta el siglo XX habían vivido chechenos. Los rusos (y otras minorías étnicas) fueron expulsados mediante el terror de Chechenia durante el mandato de los “nacionalistas moderados” Maskhadov y Zakayev, a los que Halvorssen describe como “el gobierno legítimo de Chechenia”, siendo asesinados varios miles de ellos. Esta limpieza étnica continuó durante los años 2000 con el silencio cómplice del régimen “nacionalista” de Putin.
Me gustaría que todos los (no chechenos) partidarios del “Free Chechnya” volvieran a nacer en su siguiente reencarnación como minorías étnicas en los años 90 en Chechenia de manera que pudiesen probar de primera mano como Halvorssen cómo los chechenos “comparten los valores democráticos de la civilización occidental”.